Capítulo 04: El despertar

Siento mucho la demora, pero no he tenido la posibilidad de conectarme a internet de ninguna forma, además de no disponer de un PC portátil que pueda mover de un sitio a otro. Les pido disculpa otra vez. La versión que subo tiene errores y no está modificado, está copiada de word y encima se a desformateado por lo que apenas he corregido errores de ortografía y puede que vean algunos que no he cometido por culpa de este fallo informático. Les pido disculpas otra vez y espero que disfruten del capítulo.

(VERSIÓN EDITADA, NO CORREGIDA)

SHINOM

MASCHERA NOBILE

UNA UNIÓN, UN LAZO, UN MIEDO… UN SACRIFICIO… UN ODIO IRREEMPLAZABLE

Capítulo 04: El despertar

Los diminutos cuernos blancos de Shinom apenas se pueden distinguir de su cabello, pero el enmascarado los observa como si estuviera hipnotizado.

– ¿Acaso eres… un Cáliban? – Se pregunto un tanto aterrado.

Shinom, o lo que queda de él, sonríe de forma sádica, dejando ver sus dientes respingones y punzantes, que con el simple hecho de ojearlos hace que uno se estremezca y retroceda sin ser conciente de ello. Shinom sale disparado a una velocidad impresionante hacia la silueta enmascarada.

“Es rápido… pero…” Piensa el enmascarado, pero desenfunda su florete a gran velocidad y sin que el endemoniado joven pueda siquiera predecir el mínimo movimiento de ataque, es cortado dos veces por el florete, dejando al aire dos chorros de sangre, uno que vuela al cielo y otros que se precipita al suelo. “Jamás estará a la altura”. Shinom cae arrodillado.

– No lo entiendes, con tu nivel… jamás podrás – El enmascarado sigue dándole la espalda a Shinom pero en cuanto se gira, ve como éste, con una sonrisa que llega a deformarle la cara, se abalanza despiadado contra él. – ¿Cómo?

El joven albino le pega una patada en la máscara, y lo hace volar muchos metros antes de caer al suelo, quedando a escasos centímetros del precipicio.

“Es mucho más fuerte… pero lo que es más importante” El sujeto se gira y mira a Shinom, sus ropas caen al suelo mientras deja a la vista su musculazo y sangriento torso con dos cortes que forman una “x” deforme. “¿Cómo es que se sigue moviendo aún después de estar herido de esta forma?”

– ¿Quién eres? – Pregunta el enmascarado desorientado.

– Yo soy Shinom… pero no soy Shinom ¡jajaja! – Responde con una voz aguda y distorsionada.

Shinom se prepara para embestir una vez más, sale disparado a toda velocidad. El enmascarado se prepara para contraatacar, extendiendo su mano comienza a generar un rayo blanco, pero Shinom avanza en línea recta.

– Sayonara… Shinom… – Murmura el enmascarado.

Pero el joven albino aumenta su velocidad y con una de sus garras. El enmascarado no se inmuta, pero Shinom está a escasos centímetros de destrozarle la cara. Entonces un enorme rayo blanco atraviesa el cielo estampándose en un rascacielos lleno de oficinas vacías, puesto que era ya bastante tarde. Tras unos segundos, el piso donde había impactado el rayo, explota.

– Los Cálibanes deben de ser erradicados de la faz de la Tierra y del Shinsekai… Este no es tu hogar. – Murmura viendo la explosión.

Orihime ve la explosión y grita mientras llora sin consuelo.

– ¡¡¡Oniii-chaaaaaan!!!

****

Una joven chica, de unos 10 años, con el cabello dorado y largo, con unas trenzas que le cubren la cabeza como si fuera una corona y luego caen, fusionándose en una, por su espalda al igual que el resto de su liso cabello. Camina con un vestido blanco, mientras sus ojos verdes destellan con una luz hermosa. Ella salta descalza entre las piedras de un desmoronado y antiguo puente, hecho de piedras y de una mezcla similar al cemento. El puente está hecho pedazos, pero de alguna forma se mantiene en pie y se puede cruzar, con mucho cuidado.

Detrás de ella va saltando con mucho más cuidado, un Shinom mucho más joven, de unos 7 años, con el cabello corto y blanco, vestido con un extraño quimono blanco, adornado con unas rosas negras que surgen como un rosal por los bordes. Él tiene mucho más cuidado que ella y parece algo asustado.
– ¿Eztáz bien Shinynii-chan? – Pregunta Orihime con tres años, que aguarda de un lado del puente.

Ella va vestida con un vestido similar a la chica de antes, pero diminuto. Lleva el cabello cortado al estilo Cleopatra pero un tanto más largo, y los observa preocupada. Shinom llega a una zona amplia, donde parece que el puente es más seguro. La chica está parada en el borde del puente.

– Shinom… quiero que me prometas una cosa… – Dice la chica con un tono de voz que denota angustia. – Prométeme que protegerás todo lo que amas…

****

Un ojo rojo destella entre la oscuridad de unos escombros, mientras la habitación está ardiendo a pesar de que el sistema de incendio está encendido y una lluvia artificial intenta apagar inútilmente el fuego de la habitación. No obstante, las voces siguen resonando en la cabeza del chico.

– ¿Proteger? ¿Qué es proteger? – se oye la voz resonar por todas partes mientras Shinom se levanta a pesar de los escombros que tenía encima.

Camina como fuera un muerto viviente, desorientado, hipnotizado, desequilibrado, perdido en sus pensamientos.

– ¡Jiji! – La dulce voz de aquella chica resuena en su cabeza. – Proteger es darlo todo, entregarlo todo, para que aquellas personas a las que proteges no puedan sentir daño alguno… Dar tu cuerpo, tu salud, tu felicidad… e incluso tu cordura…

Shinom levanta su cabeza con los ojos cerrados.

– La has hecho llorar… – Murmura Shinom, pero su voz es grave y parece resonar desde el suelo, desde el subsuelo. Al hablar una luz roja ilumina el horizonte. – Te voy a despedazar…

Abre su ojo y aquella luz roja se extiende por todo el ojo, incluso por su cicatriz, como si fuer aparte del mismo ojo. Entonces una sombra sale dispara desde aquél edificio y camina por los cielos. A cada paso que da, unas llameantes cenizas se producen, como si el mismo cielo ardiera por cada simple paso que da Shinom y con cada uno de ellos su velocidad se duplica, hasta desaparecer de la vista del enmascarado.

– ¿Cuándo se ha vuelto tan rápido? – Se pregunta al ver que desapareció, pero Shinom está detrás de él, para do en una columna.

El aspecto de Shinom apenas se puede diferenciar de una sombra con ojos deslumbrantes rojos, uno de ellos que parece extenderse debido a la cicatriz. El enmascarado se gira rápidamente, asustado, pero Shinom se mueve más rápido: rebota en una columna y aterriza en una cornisa detrás de él y antes de que pueda reaccionar, se lanza sobre el sujeto como el depredador a su presa.

Shinom le agarra de la máscara con sus garras y ahora el enmascarado puede ver clara mente la figura de Shinom. Sus ojos son completamente rojos y emiten una luz. Unos extraños tatuajes negros de forma tribal y sencillos emergen de su ojo izquierdo. Estos tatuajes llegan hasta el cabello, el cual solo el flequillo es transformado en unas extrañas mechas negras que se extienden ingrávidas en el aire. Además en su cara se dibuja una maléfica y sádica sonrisa.

– ¡¡No me subestimes niñato!! – Gima el enmascarado de rabia

Entonces toma a Shinom de cuello y, aprovechando la velocidad de la embestida, lo estampa contra la pared de un edificio, y comienza a correr de forma vertical mientras sumerge la cabeza de Shinom contra se cemente y la hace avanzar junto con él por todo el edificio. La estela que deja la cabeza de Shinom no es más que un canal de escombros y sangre que asciende verticalmente por el edificio.

– A ver si te mueres de una vez – Murmura con esfuerzo el enmascarado.

Entonces, se puede ver el destellante ojo rojo derecho de Shinom brillar y una sonrisa se dibuja en su ensangrentada cara, que parece que ha perdido toda su piel. Extiende su mano a escasos centímetros del enmascarado.

– ¡¡No caeré en esa otra vez!! – Dice sonriente el sujeto.

Pero una bola roja diminuta se comienza a formar cuando las cenizas ardientes que emergen constantemente del cuerpo de Shinom se comienzan a juntar. La máscara del sujeto se ilumina de un color rojo.

– ¿Pero qué mierda eres? – Se pregunta aterrorizado.

Surge una explosión y el enmascarado sale volando con la máscara parcialmente rota, dejando a la vista un cabello blanco.

– Ya me cansé – Extiende su florete y varios hilos de distintos colores, que emergen de su alrededor, se unen en la en la espada creando una inmensa bola de fuego multicolor. – Con esto se acaba todo

Shinom emerge de los escombros del edificio, disparado como un misil, despreocupado de lo que el sujeto es capaz de hacer. Entonces el sujeto lanza la bola y Shinom intenta derribarla de un golpe, pero para su sorpresa, es demasiado pesada como para hacerlo y lo arrastra de vuelta al edificio en construcción, que se encontraba debajo de ellos.

El imanto causa una honda expansiva que rompe los cristales de la zona y derrumba parte donde impacta, haciendo que Shinom caiga en el anteúltimo piso, donde se encuentra Orihime. Orihime lo ve mientras sigue con los ojos llorosos.

– Onii-chan… – Murmura atónita, al ver a su hermano levantarse de los escombros.

Shinom comienza a rugir, aunque el ruido que hace es parecido a un gemido atronador y aterrador, un gemido de dolor y rabia intensa, pero sobre todo agudo, muy agudo. Entonces unas cadenas negras emergen del suelo y lo atan del cuello, las muñecas, el torso, los tobillos, las rodillas y los brazos que le obligan a doblegarse mientras sus brazos se estiran a los lados, como si estuviera crucificado.

El joven albino se resiste, intentando moverse, pero algo parecido a una flecha, es como una lanza rudimentaria hecha de luz y de escaso tamaño para una lanza, le atraviesa el pecho. En ese instante, Shinom deja de resistirse y el tatuaje comienza a retroceder hacia su ojo, mientras éstos se apagan poco a poco, dejando a Shinom inconsciente.

En el piso superior se pueden ver cuatro personas. Al frente se encuentra un hombre de edad media, con el cabello blanco, largo y lacio, con los ojos de color negro y lleva un quimono similar al que llevaba Shinom antes. En su mano derecha lleva un arco hecho de luz. A la derecha del individuo, y un poco más atrás, se encuentra una mujer de edad media también, con el cabello de color negro, lacio y largo, lleva un sobretodo negro y debajo un traje negro de mujer, similar a un smoking con corbata, bastante ajustado.

A la izquierda del individuo, se encuentra un hombre con el cabello negro y medio corto. Lleva una chaqueta de motero negra, dejando a la vista su peludo torso y un tatuaje de una calavera rodeado varias serpientes negras que al principio parecen ser niebla negra. También lleva guantes negros con pinchos, pantalones tejanos y en su cintura lleva algo similar a un látigo pero de cadenas negras. A pesar de su vestimenta, tiene un aspecto serio y tranquilo.

Al fondo, se puede distinguir la figura de Vallsh, que lleva un sobre todo negro, un smoking debajo y guantes negros en las manos.

– Se acabó el juego – Menciona el del pelo blanco.

CUANDO LA BELLA CONOCE A LA BESTIA… CUANDO LA CORDURA DESAPARECE... CUANDO TODO PARECE CAER EN LA INFINITA OSCURIDAD... DESTELLA UNA LUZ

Continuará...